La mujer y la novela ¿cuestiones resueltas?

Victoria Pont
14 min readMar 1, 2022
Fuente: Unsplash, Florian Klauer.

Resumen

En el presente artículo nos proponemos asentar un primer acercamiento a una argumentación que observe la evolución de la condición de mujer escritora. A partir de los puntos clave del discurso que pronunció Virginia Woolf en dos colegios femeninos de la Universidad de Cambridge en octubre de 1928, este escrito pretende mostrar los avances en la literatura por parte de las mujeres. Por medio de la lectura de “Una habitación propia” (1929), ensayo que recoge las opiniones de la escritora inglesa, veremos la consecución de las bases materiales de las que habla Woolf, que han permitido la emancipación intelectual femenina. Observaremos la obra de “Gente Normal” (2018), penúltima novela publicada por la autora irlandesa Sally Rooney (Castlebar, 1991), como ejemplo para constatar que, a pesar de que la mujer y la novela aún no sean cuestiones 100% resultas, grandes logros y avances se han conseguido en este campo.

Palabras Clave

Virginia Woolf, Sally Rooney, mujer, novela, escritura andrógina, emancipación.

Presentación

“Una habitación propia” es un ensayo de Virginia Woolf, publicado por primera vez el 24 de octubre de 1929. Se basa en una serie de conferencias que pronunció la autora en el Newnham College y el Girton College, dos colegios femeninos de la Universidad de Cambridge, en octubre de 1928. Aunque este extenso ensayo emplea un narrador y una narrativa de ficción para explorar a las mujeres como escritoras y como personajes de la ficción, el manuscrito para la impartición de la serie de conferencias, titulada “Women and Fiction”, y por tanto el ensayo, se consideran de no ficción. Esta obra se valora hoy en día como un texto feminista, y destaca por su argumento a favor de un espacio tanto literal como figurado para las escritoras, dentro de una tradición literaria dominada por el patriarcado.

Portada “Una habitación propia”. Fuente: Planeta de Libros

La obra está construida como una narración parcialmente ficcionalizada del pensamiento que llevó a Woolf a adoptar su tesis final, proceso mental dramatizado a través del personaje de una narradora imaginaria (Mary Carmichael) que se encuentra en la misma posición que ella. A través de sus palabras, vemos como la famosa escritora inglesa explora la historia de las mujeres en la literatura por medio de una investigación poco convencional y muy provocativa de las condiciones sociales y materiales necesarias para la escritura. Estas condiciones, según ella, sustentan toda producción literaria e históricamente las mujeres se han visto privadas de estos prerrequisitos básicos. El punto central de su obra, por lo tanto, es que toda mujer necesita una habitación propia, algo de lo que los hombres habían podido disfrutar sin problemas. Este cuarto individual proporcionaría a las mujeres el tiempo y el espacio para dedicarse a escribir sin interrupciones. En la época de Woolf, las mujeres rara vez disfrutaban de estos lujos. Seguían siendo esquivos para las mujeres y, en consecuencia, su arte se resentía. La autora utiliza la habitación como símbolo de muchas cuestiones más amplias, como la privacidad, el tiempo de ocio y la independencia financiera, cada una de las cuales es un componente esencial de las innumerables desigualdades entre hombres y mujeres. Woolf predice que, hasta que no se rectifiquen estas desigualdades, las mujeres seguirán siendo ciudadanas de segunda clase y sus logros literarios también serán calificados como tales.

Un siglo después, cuando las mujeres ya cuentan con las bases y condiciones para la creación literaria, nos fijamos en el trabajo de una autora irlandesa. “Gente Normal” es una novela de ficción literaria, la segunda obra de su autora Sally Rooney, quien estudió inglés en el Trinity College de Dublín. La publicación ganó el Costa Book Award a la mejor novela en 2018, el British Book Award al libro del año en 2019, el Irish Novel of the Year, y fue finalista del Man Booker Prize y del Women’s Prize for Fiction. Además de todos estos reconocimientos, antes de iniciar este trabajo se llevó a cabo una investigación previa en la que se detectó que Rooney ha despertado la polémica entre los críticos, algunos de los cuales hablan de ella como una promesa literaria y otros como la mayor representante de la corriente “milenial” femenina. Su popularidad de naturaleza dispar despertó el interés de la autora de este artículo, y lo tomó como un indicio de que sería interesante tomarla como referente en el mundo de la escritura por parte de mujeres para ver el avance de la mujer escritora desde el ensayo de Woolf sobre “Women and Fiction”.

Portada “Gente Normal”. Fuente: Literatura Random House

Es cierto que la novela de Rooney se asienta como un nuevo y reciente tipo de libro que aporta una perspectiva del siglo XXI, en este caso sobre la narrativa de la inseguridad que atraviesan algunos cuando pasan de la adolescencia a la vida adulta. La crítica ha apuntado como a veces la novela parece una historia de amor estándar aderezada con las características de la moda del momento, lo típico que nos encontramos en cualquier película de Rom Com. Pero, por otro lado, también se ha hablado de “Gente Normal” como “a future classic” (The Guardian, 2018). Se la ha comparado con obras de Jane Austen, sosteniendo que es una novela sobre el poder, el estatus y el capital, que a su vez, permite que sus personajes sean humanos y que su trayectoria sea optimista. La novela muestra lo que es ser joven y estar enamorado, pero Rooney utiliza el romance para poner a prueba cómo el dinero y la sociedad dan forma a las conexiones humanas íntimas, y cómo se puede encontrar formas de rodear y atravesar esos límites. “Gente Normal” contiene un diálogo ingenioso y un juego delicadamente observado de sentimientos a menudo angustiosos, e interludios de sexo asombrosamente gráfico y apasionadamente íntimo. Muchos consideran que es una lectura fresca, un tango entre dos protagonistas: Marianne, una chica flaca, ansiosa e inteligente, y con tendencias masoquistas, que comienza el libro como una marginada social leyendo “Swann’s Way” en el comedor escolar de Galway, y Connell, la aparentemente segura y popular estrella de clase trabajadora del equipo de fútbol (The Guardian, 2018).

En este artículo, la metodología será partir de la lectura de ambas obras y, a través de los puntos clave del discurso de Woolf, ver cómo Sally Rooney constituye el avance en la condición de la mujer escritora con el que soñaban las mujeres del siglo pasado. Se pondrá especial énfasis en destacar que las escritoras de hoy en día han llegado a luchar contra la parcialidad de las historias narradas solo desde la perspectiva masculina, incluso enriqueciendo la literatura a través de la escritura andrógina de la que hablaba Woolf en su discurso. Desgraciadamente, también será necesario apuntar que, a pesar de los increíbles avances para la mujer escritora del siglo XX, hoy en día aún no vivimos en una sociedad que se tome totalmente en serio al lado femenino de la literatura.

El quid de la cuestión

Han pasado nada más y nada menos que 93 años desde que Virginia Woolf publicó “Una habitación propia”, donde le pidieron que hablara de las mujeres y la novela, dos cuestiones que en su opinión eran problemas sin resolver. Woolf concluyó su ensayo con la siguiente argumentación:

“Porque yo creo que si vivimos aproximadamente otro siglo y si cada una de nosotras tiene quinientas libras al año y una habitación propia; si nos hemos acostumbrado a la libertad y tenemos el valor de escribir exactamente lo que pensamos; si nos evadimos un poco de la sala de estar común y vemos a los seres humanos no siempre desde el punto de vista de su relación entre ellos, sino de su relación con la realidad; […] si nos enfrentamos con el hecho, porque es un hecho, de que no tenemos ningún brazo al que aferrarnos, sino que estamos solas, y de que estamos relacionadas con el mundo de la realidad y no sólo con el mundo de los hombres y las mujeres, entonces, llegará la oportunidad y la poetisa muerta que fue la hermana de Shakespeare recobrará el cuerpo del que tan a menudo se ha despojado.” — Woolf (2020, pág. 153)

Los puntos clave que emanan del ensayo y que culminan en esta conclusión final, son el imperativo necesario para que la mujer se establezca en el mundo de la escritura como una más, con igualdad de trato y oportunidades. La creencia de Woolf era sobre todo que las mujeres debían “tener quinientas libras al año y una habitación con un pestillo en la puerta para poder escribir novelas o poemas”, lo que en realidad apela a la libertad e independencia necesaria para su género. En este caso, poniendo la vista en Sally Rooney, mujer que con 27 años ya había publicado dos obras reconocidas mundialmente, graduada en una Universidad de prestigio, galardonada con el premio Sunday Times al escritor joven del año, etc.; podemos ver con claridad que generalmente las mujeres, un siglo después (Rooney nació 109 años después de Woolf), como predijo Woolf, han adquirido la libertad para escribir exactamente lo que piensan y de la manera que quieren.

Otro aspecto crucial para Woolf, más allá de la independencia material necesaria para la emancipación intelectual de la mujer, era destacar que a lo largo de la historia en la literatura casi siempre se describe a la mujer desde el punto de vista de su relación con hombres. “Los personajes femeninos han sido vistos exclusivamente por el otro sexo y desde el punto de vista de su relación con él” (Woolf, 2020. pág. 113). Esta parcialidad empobrece a la literatura, según Woolf, por el hecho de que se le hayan cerrado tantas puertas a las mujeres. La escritora inglesa ya apelaba en su ensayo al hecho de que faltaban por escribir una gran variedad de vidas de mujeres. La novela de Rooney, por su parte, es un ejemplo de cómo las mujeres escritoras de hoy en día han tomado las riendas y luchan contra la desigualdad representativa en los libros. Es cierto que en sus obras también hay personajes masculinos, pero el gran talento y pasión de la irlandesa es exponer y revelar la interioridad de jóvenes mujeres. Sus personajes femeninos tienen una complejidad añadida que no tienen sus protagonistas masculinos, que suelen ser callados y sentirse confundidos por el mundo.

Fuente: The New Yorker, Photograph by Pictorial Press Ltd / Alamy.

Continuando por los puntos fundamentales del ensayo de Woolf, hemos destacado en negrita la descripción de un concepto importantísimo para la independencia creativa de tanto mujeres como hombres: la idea de la mente andrógina. “Una habitación propia” plantea el argumento de que las mentes creativas más fuertes son las que logran un equilibrio entre los componentes del pensamiento masculino y femenino, en lugar de representar un género singular. Woolf afirma que, “es cuando se produce esta fusión [entre lo masculino y lo femenino] cuando la mente se fecunda por completo y utiliza todas sus facultades. Tal vez una mente puramente masculina no pueda crear, como tampoco lo puede hacer una mente puramente femenina” (Woolf, 2020, pág. 134). Estas palabras dejan ver la creencia de que, en lugar de limitar la capacidad de crear y expresar, el equilibrio entre la feminidad y la masculinidad es lo que da como resultado una mayor fuerza en la creatividad y la escritura. El objetivo final es enfrentarse con el hecho de que estamos relacionados con el mundo de la realidad y no sólo con el mundo de los hombres y las mujeres. Woolf recurre a la descripción del crítico literario Samuel Taylor Coleridge para ratificar sus argumentos y apunta que “una mente andrógina es sonora y porosa, transmite la emoción sin obstáculos, es creadora por naturaleza, incandescente e indivisa” (Woolf, 2020, pág. 133). La inglesa estaba convencida de que era funesto para todo aquel que escribe pensar en su sexo. Es clave transcender y, en el caso de Rooney, por ejemplo, escribir como una mujer, pero como una mujer que ha olvidado que es una mujer, “de modo que sus páginas estén llenas de esta curiosa cualidad sexual que sólo se logra cuando el sexo es inconsciente de sí mismo” (Woolf, 2020. Pág. 141).

A través de “Gente Normal” vemos que Rooney narra la historia de dos personajes, Marianne y Connell. A pesar de que hay secundarios, la historia se centra en ellos. Rooney los construye de manera muy precisa y los hace bailar juntos, mira cómo interaccionan. Vemos cómo a día de hoy, las mujeres no solo ponenen el foco en contar historias ellas mismas, sino que además han conseguido, a través de personajes de ambos sexos, crear un ambiente andrógino en el que no importa quien está detrás de la narración porque lo sustancial es la realidad que exponen sus palabras. La parcialidad de la época de Woolf, en la que los hombres narraban las historias con personajes femeninos poco desarrollados, se sustituye por el enriquecimiento de la literatura a través de la narración de una mujer que parece inconsciente de su propio género cuando escribe, o que más bien no le da importancia a su género porque no lo ve determinante. En sus palabras no hay atisvo de inclinación ni desigualdad dada por no contar la historia de un sexo.

Fuente: The New Yorker. Photograph by David Buchan / Variety / Shutterstock.

“Gente Normal” es una historia de fascinación mutua, de amistad y de amor entre dos personajes. Toda la novela es un tira y afloja de la relación de ambos: las idas y las venidas, las contradicciones y malentendidos que los alejan y la afección que los reúne. Pero en esta obra de estilo conciso e inteligente, el amor no lo es todo: la trama está llena de análisis y escenas perspicaces sobre la diferencia de clases sociales, las diversas formas de poder y las múltiples maneras que existen de querer. Es una novela con gente herida pero buena, que busca su lugar en el mundo. Marianne es la rica, pero en el instituto es una marginada y en casa no la quieren, impulsada por deseos puntuales de ser maltratada. Connell es el pobre, pero popular y con una madre fantástica, que sufre ansiedad social y actúa con maldad en ocasiones. Ella tiene el poder adquisitivo y él tiene el poder emocional. Lo único que los une es su inteligencia y su amor magnético el uno por el otro. Rooney acompaña durante años a estos protagonistas complejos, entre sus contradicciones y malentendidos, como una conversación a lo largo del tiempo.

Rooney muestra su habilidad, no solo para escribir sin pensar en su sexo; si no que como argumentaba Woolf en su conclusión, es capaz de ver a los seres humanos no desde el punto de vista de su relación entre ellos, sino de su relación con la realidad. A base de preguntarnos qué puede tener esta historia de amor que ha generado tanto aprecio, publicándose cómo se publican tantas historias de amor, descubrimos que por medio de las decisiones estructurales y de lenguaje que conforman la obra, los lectores nos sentimos identificamos con los personajes porque Rooney pone el filtro contemporáneo, los hace vivir en una sociedad individualista y los hace jóvenes, confusos y emocionalmente desamparados. El estilo de la novela habla desde el contexto de su época, una respuesta a la llamada de Woolf a que la tarea del escritor debe ser descubrir aquello que entendemos por realidad. El libro de Rooney es extraordinariamente preciso, como un retrato de los jóvenes de hoy en día, que capta meticulosamente la forma de pensar y de hablar de una generación criada en el big data y las redes sociales. Rooney prescinde de las comillas, lo que tiene el doble efecto de acelerar el libro y difuminar la voz del narrador con la de los demás. Que no haya signos de puntuación en la narración a menudo recuerda a un largo correo electrónico de un amigo a otro, o a un post de Facebook escrito a toda prisa. La cuestión es que sus personajes hablan como lo hacen porque esa es la forma en que la gente habla ahora. Tal vez Rooney intente acercarse a la realidad haciendo que su novela se parezca menos a una novela. Interpela a las nuevas generaciones con un estilo preciso y adictivo, en el que reina la concisión, las frases cortas, y los puntos y aparte. “Gente normal” es una novela excepcional, y lo es justamente por el gran dominio del diálogo que demuestra, por cómo este se ajusta a la cultura de hoy en día y por cómo Sally Rooney consigue que una historia que ya hemos visto miles a veces — amor entre clases — no solo nos resulte interesante, sino que al leerla la sentimos como un descubrimiento.

Podríamos decir que, a partir de este primer acercamiento a la cuestión que nos ocupa, la poetisa muerta que fue la hermana de Shakespeare ha podido recobrar el cuerpo del que tan a menudo se ha despojado a través de la emancipación de las mujeres escritoras en el siglo XXI. Figuras como la de Rooney nos demuestran que cada vez hay más historias del lado femenino que tienen lugar y cabida, aunque antes eran silenciadas. Desgraciadamente, aún queda camino por recorrer. “Una habitación propia” no trataba solo sobre esa idea radical de que para escribir, una mujer debe poseer dinero y una habitación propia. También hablaba sobre tratar en serio la escritura de la mano de mujeres. Woolf explicaba cómo los críticos deciden qué libros son importantes y cuáles no; y en esa época las autoras no podían aspirar a tener la misma posición en el gremio que un hombre. Sigue siendo un tema que debatimos a día de hoy: las mujeres leen a los hombres, y las mujeres a las mujeres, pero los hombres generalmente no leen a las mujeres. Nos han enseñado que las grandes voces de la literatura son las de hombres que imponían sus perspectivas. “A male novelist is primarily a novelist. Nobody talks about his gender. But a woman novelist is primarily a woman.”, apunta Helen Lewis para The Atlantic. La etiqueta “escritura femenina”, con su implicación de que no interesa a otros lectores que no sean mujeres, es un calificativo que no ha desaparecido hoy. Y es que el concepto “escritura masculina” o “ficción masculina” no existe, sus libros son simplemente puestos en la sección de ficción. Automáticamente, las historias sobre hombres se convierten en historias universales sobre la condición humana. Pero, las novelas sobre el primer romance de una chica o una madre con problemas se convierten en ficción femenina, algo aparte. Los estudios demuestran que las autoras son tratadas como menos literarias por la prensa, como por ejemplo quedó manifestado por el hecho de que se hablase de Rooney por sus labios sensuales, cosa que nunca se haría con un hombre que ha ganado numerosos premios con su penúltima novela.

Pero todo apunta a que las mujeres no se están rindiendo. Sus voces y las de sus personajes no serán silenciadas. Son mujeres que, como Rooney, han respondido a la llamada de Woolf de escribir lo que desean escribir. Libros como el de “Gente Normal” son un antídoto refrescante para la dieta de lectura monótona de la que hablaba Woolf en su ensayo cuando hacía referencia a la parcialidad en la literatura hasta el momento. El éxito de Sally Rooney es un paso importante hacia la legitimación de las historias femeninas, lo cual es crucial en un momento en el que queremos, y necesitamos, que los hombres vean los problemas de las mujeres como cuestiones universales. Un libro que se centra en la experiencia de una mujer joven enamorada y que no necesita tratar nada más, ha ganado importantes premios. A pesar de que la mujer y la novela aún no sean cuestiones 100% resueltas, el discurso que Woolf podría hacer a día de hoy sobre la cuestión que nos ocupa sería de éxtasis y conmoción por las grandes victorias logradas desde los tiempos en los que narró “Una habitación propia”.

Referencias:

Clanchy, Kate. “Normal People by Sally Rooney review — a future classic”. Artículo de la web oficial de The Guardian. 1 de septiembre de 2018. <https://www.theguardian.com/books/2018/sep/01/normal-people-sally-rooney-review>

Espluga, Eudald. “Gent Normal, la gran novel·la millennial”. Artículo de la web oficial de ElNacional.cat. 8 de octubre de 2019. <https://www.elnacional.cat/lallanca/ca/critica/sally-rooney-gent-normal-gran-novel-la-millennial_427328_102.html>

Pujadas, Irene. “El fenómeno Sally Rooney”. Artículo de la web oficial de La Lectora, revista digital de crítica literaria. 25 de febrero de 2020. <https://lalectora.cat/2020/02/25/el-fenomen-sally-rooney/>

Rooney, Sally. (2019). “Gente Normal”. Literatura Random House.

Schwartz, Madeleine. “How Should a Millennial Be?”. The New York Review. 18 de abril de 2019. <https://www.nybooks.com/articles/2019/04/18/sally-rooney-how-should-millennial-be/?lp_txn_id=1252613>

V. Mullins, Carrie. “Why Can’t We Make Up Our Minds About Sally Rooney?”. Artículo de la web oficial de Electric Lit. 4 de junio de 2019. <https://electricliterature.com/why-cant-we-make-up-our-minds-about-sally-rooney/>

Woolf, Virginia. (2020). “Una habitación propia”. Editorial Planeta S.A. Seix Barral.

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Victoria Pont

Journalist and Humanities and Cultural Studies graduate